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Desde Afuera o desde Adentro

La mejor forma de conservar la paz es evitando la guerra. Pero  a veces la guerra no la inicia usted. En ese caso, y si usted aun desea tener paz, no le quedará más remedio que negociarla. Pero si las negociaciones no fructifican ya poco le irá quedando de paz hasta el inicio de las hostilidades. Siendo así, pues lo mejor
sería que se preparara para la guerra.

Hasta aquí todo ha sonado bastante externo. Es decir, es otra persona o circunstancia quien amenaza su paz. En esta historia es usted  la víctima.

Pero, ¿sería diferente si la escena antes descrita ocurriera dentro de su propia cabeza? Evidentemente no.

En tal caso es usted mismo quien amenaza a usted mismo. Por lo tanto, aplique las mismas reglas  que hubiese aplicado en caso de amenaza externa, pero haciendo un esfuerzo mayor.

¿Por qué? Muy sencillo: porque no hay batalla más difícil que la que libramos contra nosotros mismos. Ni más destructiva.

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