Para este momento este blog debería tener muchas más entradas de las que ahora tiene. Pero borré la mayoría de ellas cuando descubrí que una parte importante de lo que yo había escrito no tenía absolutamente nada que ver conmigo ni representaba exactamente mi más honesta y
profunda forma de pensar. Y eso me tomó tiempo.
Debo admitir que cuando tomé la decisión de borrar aquellas entradas un frío glacial recorrió todo mi
espinazo. Yo había dedicado bastante tiempo y energías a crearlas, corregirlas, y finalmente publicarlas. No me fue fácil, pero lo hice porque quería ser yo mismo y hacer las cosas que quería. Y no me arrepiento.
Descubrir quiénes somos, aunque parezca que no es así, puede tomar mucho tiempo, especialmente cuando nos hemos dejado embobecer por el gigantesco tsunami de ideas que nos bombardea desde todas partes para decirnos qué es lo "correcto". Por otro lado, la psicología que acompaña al instinto de conservación nos aconseja constantemente que separarnos demasiado de nuestra zona de confort pudiera ser peligroso, especialmente porque nos han educado para creer que la mejor opción es tratar de ser "normales". Y creemos en ello aunque la tozuda realidad nos demuestre, día tras día, que sólo los que son leales a sí mismos tienen más posibilidades de llegar a algún lugar.
Yo veo como un acto de traición anularse y matar la bella individualidad que nos hace únicos. Es como privar al mundo de la necesaria diversidad que debe tener para ahogarla en eso que llaman "el sentido común" o "el buen gusto", conceptos semejantes a un jardín hermoso, pero con todas las flores de un mismo color.
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