La obra más importante de nuestra vida es construirnos. Es una obra que no termina nunca, o para ser más exacto, termina cuando morimos. Sin embargo, hay personas que siguen siendo construidas por otras aún después de muertas gracias a la influencia que tuvieron mientras vivían. Son los llamados mitos. Y ejemplos sobran.
Construirse, sobre todas las cosas, es una proyección exterior (parcial) de nuestro yo interno.
En realidad nuestra auto-construcción es un mensaje a otros mediante el cual les decimos cómo nos gustaría que nos vieran. Es, sin dudas, una campaña de relaciones públicas que tiene por objetivo ser aceptados por la comunidad en la cual nos movemos y existimos.
Pero sucede que esa auto-construcción es parcialmente falsa. De hecho, en realidad muy poco sabemos de las personas que nos rodean. Vemos en otros, básicamente, lo que ellos están dispuestos a mostrarnos de sí mismos. Y lo mismo hacemos nosotros para con ellos.
La frase "estoy siendo totalmente sincero contigo" en realidad es un magnífico ejemplo de auto-construcción positiva, porque es imposible que no guardemos dentro de nosotros (y para nosotros) un par de secretos que afectarían nuestra imagen.
Y eso lo aprendemos desde niños sin la necesidad de un maestro.
No comments:
Post a Comment