Hay que personas que parecen haber perdido todo contacto con los demás. Muestran tal apatía hacia los otros que se podría decir que "no aman". Pero semejante idea es terriblemente errónea. Siempre amamos a alguien o a algo aún cuando nos esforcemos por no demostrarlo.
Ser codependiente es realmente muy fácil, sólo olvídese de sí mismo y soporte absolutamente todo sin importar qué tan mal le traten. Su misión, querido codependiente, es la de "rescatar" a aquellas almas en problemas para que se relacionen con usted de manera satisfactoria, llámese amigo, familiar, colega de trabajo, o una relación de pareja.
Pero hay otras personas que parecen amar "demasiado". Algunos se pudieran cuestionar si "tanto amor" puede ser dañino, pero lo cierto es que sí lo es. Cuando estableces una relación de codependencia hacia alguien en realidad pones en manos distintas a las tuyas el control sobre tus propias emociones. ¿Alguien ve positiva esa acción?. Sin embargo, ocurre a cada momento del día, todos los días, las semanas, los meses, y los años. Y lo más importante es que, en verdad, ese comportamiento no es amor, si no, una fatal distorsión del mismo.
Hace más de dos mil años, un judío al que conocemos como Jesús, dijo: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Y en el caso que nos ocupa sería muy útil notar que no dijo "más que a ti mismo".
Qué interesante, ¿verdad?
[a veces] Basta interpretar una sentencia antigua para renovarlo todo.
No comments:
Post a Comment