Hoy se observa una desmedida atracción por los objetos.Y cuando hablo de objetos también me refiero a los objetos mentales. Hemos llegado a creer que amontonar cosas es sinónimo de felicidad y bienestar. Y no es criticable la idea de hacernos de lo necesario para llevar una vida decente, pero lo necesario no tiene que sustituir a lo imprescindible. Necesitamos un equilibrio entre lo que necesitamos y lo que nada nos significará si queremos proyectarnos un poco más allá de lo banal.
Se cuenta que un gran maestro budista visitó un enorme supermercado con anaqueles repletos de todo tipo de mercaderías. Cuando el dueño del negocio notó su presencia salió disparado a su encuentro y le ofreció la posibilidad de llevarse gratis todo lo que quisiera. La respuesta del maestro fue: "agradezco su gentileza, pero estoy aquí precisamente para comprender las muchas cosas que no necesito".
Si a mi se me diera semejante oportunidad no estoy muy seguro de actuar como ese gran maestro. En primer lugar porque no soy un gran maestro del budismo. Sin embargo, hago un recorrido visual por la habitación desde donde escribo estas letras y noto un montón de objetos que no uso y que están acumulando polvo que sólo sirve para aumentar las alergias de mi mujer.
Y si chequeo mi mente seguro encuentro un grandísimo almacén de basuras mentales que son un lastre innecesario.
No comments:
Post a Comment