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El Mejor Momento para Cerrar un Website

No tienes que sentirte culpable ni frustrado. Internet, o más exactamente los negocios por Internet, son y serán siempre ensayo-error, pruebas y más pruebas, tentativas fallidas y exitosas. Nadie que se considere un profesional podría decir que todo lo que se propuso en este campo le salió bien.

Yo he cerrado websites porque sencillamente no me funcionaban y no valía la pena el gasto de energías, tiempo, y recursos. Cuando la señal inequívoca llega deberías hacer caso del sentido común y comprender que ha llegado el momento del adiós. De hecho, cerrar una página que no te ha estado funcionando es una señal de madurez que indica que ya estás en el camino correcto.

Pero sucede que tendemos a enamorarnos de nuestros sitios. No resulta fácil terminar una ilusión y romper después de tanto esfuerzo para poner nuestro negocio en marcha. A veces hemos creado contenido y en ello hemos consumido tiempo de creación. Tirar todo eso por la borda es definitivamente un paso muy duro.

Sin embargo, aceptar que algo no funciona es dar el primer paso hacia la búsqueda de algo mejor. Habremos sacado las experiencias necesarias para comprender en qué fallamos y trataremos de no repetir lo mal hecho. Aun así, es una  decisión dolorosa, pero impostergable si queremos avanzar. No podemos enamorarnos de un proyecto que no nos reporta lo que de él esperamos. Tal y como sucede con una relación sentimental, a veces la separación es la mejor vía.

Señales indicadoras
Supongamos que abriste un website hace un año. Tu objetivo era, por ejemplo, vender productos como afiliado. Creaste buen contenido, le diste un buen diseño a tu página, encontraste un buen nombre de dominio, te tomaste el tiempo suficiente para investigar el nicho y la competencia, has estado promoviendo por todos los canales tu trabajo, etc, pero las ventas no ocurren.

Te lanzas a investigar qué puede estar sucediendo y buscas toda la información necesaria, la estudias a fondo y aplicas los consejos que mejor le vienen a tu negocio. Pero nada, este continúa por los suelos, las ventas son ridículas, o, en el peor de los casos, no logras ventas. Y la presión del hosting mes a mes te pesa más que una tonelada de piedra sobre tus hombros, pues a ellos les tienes que pagar por el servicio que te brindan. En ese momento te sientes desconcertado y no encuentras cómo resolver la situación. Incluso, puedes buscar la ayuda de marketers experimentados para que te echen una mano y te ayuden a identificar los puntos flacos de tu negocio en aras de reformarlos radicalmente si fuese necesario.

La mala noticia es la siguiente: puedes estarlo haciendo todo bien y el negocio, a pesar de todo, sigue sin despegar, estancado. Y ya tienes un año de dar vueltas y más vueltas en ese círculo vicioso. ¿"Qué rayos hago"? -te preguntas atónito.

Son muchos los factores que pueden incidir en esta situación. Tal vez, después de todo, tendrías que dar un viaje de regreso hasta las mismas raíces de la fundación de tu página web para encontrar la verdadera respuesta. Pero de algo sí estoy seguro: sucede, y más a menudo de lo que tal vez puedas imaginar, que todo lo haces bien y todo te sale mal. Internet también suele ser ingrato.

Y nada de lo hasta aquí narrado es un cuento de ficción, pues me ha ocurrido multitud de veces. La frase "buena suerte", de la que no soy muy amigo, a veces se empeña en demostrarse real. Por momentos he creído que a pesar de todo se necesita un poco de ella. En otras palabras: los negocios por internet son veleidosos y escurridizos para ciertas personas, y extremadamente amables para con otras. Pero todo tiene una explicación.

Es muy probable que, como ya te dije, tengas que hacer un viaje a las raíces mismas de tu negocio. ¿Estás totalmente seguro de haber escogido el nicho más apropiado? ¿El nombre de dominio que escogiste se adapta a las nuevas actualizaciones de Google y el resto de los buscadores? ¿El producto escogido era realmente el mejor y más adecuado para tu público? ¿Qué hay de la relación valor aportado-precio?

Hasta hace relativamente poco tiempo bastaba encontrar un dominio con las palabras exactas de tu producto para gozar de cierta ventaja frente a tus competidores. Hoy te puedo garantizar que Google no penaliza esa práctica, pero si tu sitio no goza de la calidad esperada tus artículos, a pesar de la relevancia de tu dominio, no aparecerán en las primeras posiciones de los resultados de búsquedas. Y la razón es muy simple: Google está potenciando cada vez más el contenido realmente útil que espera el internauta que hace una búsqueda. Si tu dominio se llama "hamburguesascaseras.com" y no le das la verdadera relevancia, Google perfectamente puede hacer que aparezcas en la página diez de los resultados de búsquedas mientras que en primer lugar pudiera aparecer un website con otro nombre pero con mejor contenido relacionado con las hamburguesas caseras que el tuyo. Porque, y vale una vez más la repetición, el contenido es el rey.

Siendo así, y para no alejarnos demasiado del objetivo de esta entrada, es posible que todo lo estés haciendo relativamente bien y el mal se encuentre en el fondo del negocio, en la base y no en la superestructura del mismo. Y en ese caso tienes dos opciones: corregirlo todo desde el principio, o cerrar el negocio para siempre. Lo primero puede ser posible con mucho trabajo extra. Lo segundo a veces es mejor para poder comenzar otra vez.

Lo que no deberías hacer es empecinarte en tratar que un caballo muerto camine mientras se te pudre entre las piernas y la montura. Los caballos muertos no caminan.

Y un website que no produce a pesar de todos tus esfuerzos es un website que pide a gritos su cierre definitivo. Y tú deberías entender esas señales para que ahorres el tiempo que bien pudieras utilizar en un proyecto mejor, o para seguir con el ejemplo, en comprarte un caballo que camine.

Hasta pronto.

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