Lo que solemos llamar éxito no es más que la idea puesta en práctica de un sistema que facilita las cosas para que un proyecto cualquiera sea viable. Y, que obviamente, dió resultados positivos.
Si no se emplea un buen método y el éxito llega, nos encontramos ante lo que podríamos llamar "un golpe de buena suerte". También cabría pensar que, después de todo, el sistema no era "tan malo como imaginábamos".
También existe lo que se podría llamar "un golpe de mala suerte". En este caso usted ha empleado hasta en sus más mínimos detalles un sistema que ha demostrado su efectividad antes, sólo que no funcionó para ti. ¿Qué ha fallado?, te preguntarás sorprendido y aturdido..
Respuestas hay miles, pero no podemos olvidar el proverbio que nos dice que "no por mucho madrugar se llega más temprano". Salomón escribió que "no es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los elocuentes el favor, si no, que el tiempo y el suceso imprevisto acontecen a todos".
Los que emprendan un proyecto cualquiera bien harían en tener en cuenta esa variante en sus ecuaciones de mesa.
Cuando se es realista la vida adquiere un mejor sabor y el sufrimiento comienza a dejar espacio a eso que llamamos "la alegría de estar vivos".
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