Se trata de comprender un par de principios, a saber, método y confianza. Si usted usa un método de negocios inefectivo no venderá nada. Sólo un golpe de buena suerte podría cambiar la dirección del viento que hasta ahora ha soplado en su contra. Y la buena suerte es eso, buena suerte, un suceso imprevisto que usted no podrá planificar.
Pocos compran desde un sitio en el que no confían. O lo que es lo mismo: pocos le van a comprar lo que vende si no confían en usted. Por lo tanto, usted debería analizar su sistema de negocios y también ganarse la
confianza de los compradores potenciales. Así de sencillo.
¿"Y cómo lograrlo"?, me preguntaría usted con curiosidad. Yo he logrado vender cosas usando de tres simples reglas:
- Vendiendo algo que merezca la pena.
- Usando un método de ventas que haya probado su efectividad.
- Pensar como un comprador y tratando de comprender la psicología de quien compra.
Cuando alguien va a comprar algo, aún cuando no se de cuenta, trata de resolver dentro de su cabeza el dilema mi necesidad+el precio+la calidad=a lo que yo quiero. Un último factor es si esa persona cree que usted no la está engañando cuando le dice que su producto es exactamente lo que necesita. Entra ahí, sin dudas, el factor confianza. Y aquí, a menos que usted se tope con un comprador compulsivo o un tonto, no cabe lo que llamamos "la buena suerte". La confianza se logra siendo honestos o.... maestros en el arte de engañar.
Usted puede vender engañando, pero no evitará ser un engañador que ha lanzado un boomerang que regresará a usted. Se podría decir, aunque nos duela, que este parece ser el mundo de los engañadores más que el de las personas honestas. Aún así, apueste por lo segundo y duerma tranquilo sin preocuparse de su reputación.
"No hay mejor almohada que una buena conciencia", dice el refrán.
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