Supongamos que eres un chico/a con una buena idea. Después de haber investigado lo suficiente te has dado cuenta que es original o que agrega muchísimo valor a un producto existente, sea este un servicio, una aplicación, o una herramienta que facilita el trabajo de los webmasters y la experiencia de los usuarios.
Pero tienes un problema: no sabes como implementarla o no cuentas con el capital necesario para llevarla a cabo. ¿Qué puedes hacer en un caso como ese? ¿Deberías guardar bajo siete sellos tu idea y esperar mejores tiempos? ¿Y si a otro se le ocurre lo mismo y toma tu lugar?
Desgraciadamente eso es lo que hacen muchos. En algunos casos porque sienten miedo de exponer su idea y que esta suene ridícula a los oídos de otros, especialmente de los inversores. Puedes apostar una mano a que eso le está ocurriendo, ahora mismo, a cientos de genios que hay por ahí que han tenido un toque de iluminación y se les ha ocurrido algo realmente bueno. Sienten temor de hacer el ridículo y se refugian en el silencio más absoluto.
Como se relata en esta entrada muchos de los que después se convirtieron en verdaderos revolucionarios de la ciencia y la técnica sufrieron estrepitosas caídas antes de que sus proyectos llegaran a concretarse en la realidad. Pero una fuerza y una fe inamovibles fueron los móviles que les llevaron a triunfar y hacer historia.
Exponiendo tu idea sin miedo
En las grandes compañias, como Google y otras, hay un momento dentro la jornada laboral en que se les permite a los empleados exponer sus ideas "locas". De esas "locuras" han surgido algunas de las mejores herramientas de todos los tiempos. En otras palabras: Google no coarta el potencial creativo de sus empleados, si no, que lo incentiva.
Seguramente tienes un buen amigo en quien confiar y con quien puedes embarcarte en la aventura. Cuéntale tu idea, hablen de cómo poder implementarla, de dónde sacar fuentes de financiamiento si fuera necesario, etc. Dos cerebros piensan mejor que uno y lo que a ti te puede parecer perfecto quizás está plagado de errores que harían inviable tu idea. Y es ahí que tu amigo puede serte muy útil detectando los fallos en tu plan original y ayudándote a corregirlos.
Por supuesto que no vas a salir por ahí a contarle tu proyecto a todo el mundo, pero un buen par de amigos pueden conformar un excelente teamwork que lleve la idea a un próximo nivel.
A los inversionistas, más que todo, les encanta escuchar un plan de implementación coherente de los proyectos que se les presentan a su consideración, por lo tanto, tu no deberías tocar una puerta sin un verdadero plan en tus manos. Nadie arriesga su dinero por una idea, por buena que esta perezca, si su puesta en práctica se hace demasiado difícil o casi imposible.
Muchos grandes proyectos comenzaron en una pequeña habitación, en un garaje, y hasta en un banco de parque. A veces recibimos chispas de iluminación que normalmente desechamos porque no creemos que tengamos tanta suerte. Pero la suerte no es otra cosa que aprovechar esos estados de gracia en que a nuestra cabeza llegan ideas realmente buenas y las sabemos aprovechar. No puedes creer que tú eres la persona con menos suerte del mundo. Tú no eres menos que nadie, y como bien dijo Andy Warhol, todos tenemos reservados 15 minutos de fama, sólo que hay que saber identificarlos y sacarles el debido provecho.
Una buena idea no tiene que ser algo espectacular que salve al mundo o lo cambie para siempre. Para eso están los Mesías de las religiones. Una buena idea puede ser una aparente sencillez que facilite el trabajo y la vida de otros o que simplemente provoque una mejoría en cualquier aspecto de la esfera en que nos movemos y existimos.
Crea un plan de implementación de tu proyecto
1- ¿Qué resuelve a otros lo que te has planteado?
2-¿Cuánto dinero necesitas para desarrollarlo?
3-¿Por qué crees que a un inversor le sonará atractivo tu proyecto?
4-¿Cómo se lo vas a presentar?
5-¿Qué % de participación tendrán ambas partes de las ganancias?
6-¿Cuánto tiempo tomará echar andar la idea?
7-¿Cuánto tomará recuperar la inversión inicial?
8- ¿Hay un mercado listo para recibir esa idea?
Como ves no se trata de un simple sueño que queramos convertir en realidad, si no, de todo un estudio de Marketing que pueda resultar realmente efectivo y digno de tenerse en cuenta. En estos casos la improvisación resulta inservible. Y eso, el no contar con un adecuado plan/estudio de marketing, es lo que hace que grandes y muy buenas ideas se queden para siempre en una gaveta de escritorio sin salir jamás a la luz.
Esa es la diferencia entre los que triunfan y los que no. Los primeros se trazan un plan de acción, los segundos son invadidos por un temor que les paraliza y les lleva a la inacción. Los primeros planifican, los segundos ruegan al cielo por un milagro.
Si crees tener una buena idea trabaja sobre ella y ponle toda tu pasión sin exageraciones. Tendemos a creer que hemos descubierto la octava maravilla del mundo y que es perfecta. Esa actitud forma parte del siempre engañoso ego que normalmente se contrapone al sentido común. Comparte, se abierto, deja que las buenas críticas, lejos de enojarte, se conviertan en una oportunidad de oro para mejorar tu proyecto y hacerlo viable. Esa es la clave.
Después de todo un buen emprendedor es aquel que confía, hace las cosas bien, no se deja intimidar por los "imposibles", y lucha con fe e inteligencia por aquello en lo que cree.
Hasta pronto.
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