En el caso de un marketer la creación de una zona de confort es un muy buen objetivo, pero también es un enorme peligro para su carrera, algo así como una barrera invisible que puede entramparlo en la mediocridad.
Analicemos este asunto con más profundidad.
Cuando todo funciona bien
Llega un momento en que tus negocios parecen estar funcionando a la perfección. El dinero fluye hasta tu cuenta bancaria, el número de visitantes de tu sitio aumenta día a día, tus artículos reciben un feedback que te estimula, etc. Te sientes "flotando en una nube rosa" -como diría un poeta.
Pero, ¿realmente estás al tope de tus posibilidades? ¿No habrá más crecimiento para tí y para tus negocios? ¿Qué te hace creerlo? ¿Valdría la pena explorar nuevas posibilidades en otros campos?
Personalmente he experimentado esa situación. Tuve un website que producía una buena cantidad de dinero cada mes. Yo me sentía feliz por ello y hasta llegué a pensar que había descubierto la gallina de los huevos de oro. Eran tiempos que, como se dice, "bastaba crear un website medianamente optimizado, empotrarle un producto mediocre de Clickbank, y empezar a cosechar el dinero".
Sin embargo, llegaron las ya famosas actualizaciones de los algoritmos de Google y mi "ganadora" página se cayó estruendosamente. ¿Qué fue lo que verdaderamente sucedió? Muy simple: el contenido de ese website era pobre y estaba dirigido a un sólo objetivo: ganar dinero. Google me hizo comprender que si un sitio desea ocupar una buena posición debe enriquecerse periódicamente con contenido de calidad que aporte valor a los lectores. Así, de estar por un buen tiempo en la primera página de ese buscador, mi website fue a parar a...bueno, ni sé adónde fue a parar, porque después de la caída sencillamente lo cerré por inservible.
La gran conclusión que hoy saco de aquella etapa es que me dormí en los laureles y descuidé al destinatario de mi trabajo: el cliente. Esa falsa zona de confort en la que yo estaba me inhibió la creatividad, y aunque me daba algún dinero y me sentí cómodo allí, es obvio que si yo hubiese trabajado mejor esa página hubiera producido el doble o el triple de lo que produjo. No salí de mi zona de confort.
Dejar colapsar tu zona de confort improductiva* es una decisión extremadamente inteligente. Cuando sales fuera de ella te ves en la obligación de ser más creativo, le proporcionas a tu mente una energía adicional para elevarse a nuevas cotas, y surgen, casi como por arte de magia, nuevas creaciones que serán más reduitables y te harán crecer como emprendedor.
Gracias a ese golpe que sufrí descubrí nuevas vías para vender mis productos, como los "solo ads", algo que ya expliqué en una entrada que titulé "Cómo obtener tráfico de calidad para tus negocios". Si el famoso "Penguin" de Google no me hubiese dado aquel picotazo en la cara es muy probable que ni siquiera este blog hubiese llegado a ver la luz, pues como ya he dicho todo mi trabajo siempre lo he desarrollado para el mercado en inglés.
¿Y sabes algo?: cuando no huyes de tu zona de confort improductiva* lo que te sucede, en un momento u otro, es que vas a perder dinero por internet.
Y la razón es muy simple: te estancas y no produces nada nuevo. Así de sencillo.
Hasta pronto.
* Llamo aquí zona de confort improductiva al sentimiento de bienestar engañoso que sitúa al marketer por debajo de sus reales posibilidades creativas y le impiden ganar mas dinero.
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